El 15 de noviembre de 2024, el barco de asistencia humanitaria Aita Mari zarpó del puerto de Sagunto para dar inicio a su 14.ª misión en el Mediterráneo central. Tras concluir su anterior operación en este puerto, el equipo de Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) se embarcó nuevamente para enfrentar una crisis migratoria que no cesa de agravarse. En esta ocasión, las dificultades han sido especialmente notorias, con tasas portuarias injustificadas que superaron los 76.000 € y políticas europeas que priorizan la externalización de fronteras sobre la protección de las personas migrantes.
A pesar de estos obstáculos, la misión se llevó a cabo gracias al apoyo de la sociedad y a iniciativas como la campaña “Vamos a por la Nº 14”, destinada a recaudar fondos para cubrir los costos esenciales de la operación. En palabras del equipo de SMH: “Nuestra travesía responde a un llamado urgente: la defensa de la dignidad y seguridad de quienes se ven obligados a huir por mar. Seguiremos proporcionando asistencia y visibilizando la realidad del Mediterráneo”.
Primer rescate: 53 vidas salvadas
En la madrugada del 18 de noviembre, el Aita Mari recibió un aviso de emergencia emitido por AlarmPhone. La tripulación acudió de inmediato a la zona, localizada a 15 millas náuticas al sur de su posición. Al llegar, rescataron a 53 varones jóvenes, la mayoría menores de edad, provenientes de Eritrea, Etiopía y Sudán del Sur. Estas personas habían pasado tres días a la deriva en condiciones extremas, sufriendo deshidratación y enfermedades relacionadas con la exposición prolongada al frío.
El puerto de Catania, en Sicilia, fue asignado como punto de desembarco. El 20 de noviembre, el Aita Mari atracó en dicho puerto, donde se completó el desembarco de los rescatados. Durante esta operación, se priorizó la atención médica de los casos graves, con el apoyo de las autoridades italianas.
Segundo rescate: 33 personas en peligro
El 22 de noviembre, la tripulación del Aita Mari llevó a cabo un nuevo rescate, esta vez de 33 personas de origen sirio, incluidas dos mujeres y tres menores no acompañados. La operación tuvo lugar en la zona SAR libia, a unas 50 millas de la costa. A pesar de las tensiones generadas por la aparición de un barco de la Guardia Costera libia, el equipo logró completar el salvamento con éxito.
El puerto de Salerno fue asignado como punto de desembarco, a pesar de su lejanía y de la existencia de puertos seguros mucho más cercanos. Tras dos días de navegación, el 29 de noviembre el Aita Mari completó el desembarco de estas personas, quienes ahora se encuentran bajo tutela de las autoridades italianas.
Una ruta marcada por el sufrimiento
Los testimonios de los rescatados revelan una realidad desgarradora: condiciones extremas durante la travesía por el Sahara, abusos sistemáticos en Libia y la constante amenaza de las mafias. Muchos relataron haber sido encarcelados en centros de detención controlados por milicias, donde sufrían torturas y extorsiones. Estos relatos refuerzan la necesidad urgente de establecer vías legales y seguras para la migración, evitando que miles de personas continúen arriesgando sus vidas en rutas peligrosas.
Fin de la misión 14: rumbo a Valencia
El 10 de diciembre, coincidiendo con el Día Internacional de los Derechos Humanos, el Aita Mari partió del puerto de Palermo rumbo a Valencia, marcando el final de su misión 14. Durante esta misión, se rescataron un total de 86 personas en dos intervenciones, proporcionando asistencia en un contexto de extrema vulnerabilidad.
A su llegada a Valencia, SMH ha programado jornadas de puertas abiertas y charlas educativas para sensibilizar a la comunidad sobre la importancia de la solidaridad y el respeto a los derechos humanos.
Un llamado a la acción colectiva
La misión 14 del Aita Mari es un recordatorio de la crisis humanitaria que se vive en el Mediterráneo central, una de las rutas más mortíferas del mundo. Ante las políticas migratorias que criminalizan tanto a las personas migrantes como a las organizaciones humanitarias, SMH reitera su compromiso con la defensa de la dignidad humana.