En Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), estamos profundamente preocupados por los cambios legislativos que la Unión Europea está negociando y que podrían criminalizar nuestra labor humanitaria y la de otras organizaciones que operan en el Mediterráneo.
Un Contexto de Criminalización Creciente
En los últimos seis años, con nuestro barco humanitario Aita Mari, hemos completado catorce misiones en las que hemos rescatado a más de 1.500 personas. Sin embargo, las reformas planteadas por las instituciones comunitarias podrían permitir a los estados miembros perseguir penalmente tanto a las ONG que operamos en el mar como a aquellas que ayudan a las personas migrantes en tierra.
La normativa que la UE está negociando, una revisión de la directiva europea de 2002, elimina la conocida “cláusula humanitaria”. Hasta ahora, esta cláusula permitía que los Estados miembros no sancionaran la ayuda humanitaria a personas migrantes. Sin embargo, el texto actual solo limita las sanciones en casos en los que exista un “ánimo de lucro”, una definición que deja muchos grises. Por ejemplo, podría penalizarse a una ONG que alquile un barco para realizar rescates, bajo el argumento de que algunas personas del barco reciben un sueldo por su trabajo.
“Ahora estamos más expuestos que nunca. Es mucho más fácil acabar en la cárcel por ayudar a quienes lo necesitan”, advierte nuestro coordinador Iñigo Mijangos. Este contexto de criminalización afecta tanto a las personas migrantes como a quienes trabajamos para garantizar su seguridad.
La reciente absolución del exministro del Interior italiano Matteo Salvini, quien bloqueó el desembarco de migrantes rescatados por el Open Arms, es otro motivo de preocupación. “Aunque no soy especialista en leyes, me parece muy triste que acciones como esa queden sin consecuencias”, señala Iñigo.
El Impacto en las Personas Migrantes
La eliminación de la “cláusula humanitaria” no solo afecta a las ONG, sino también a las personas migrantes que arriesgan sus vidas en busca de un futuro mejor. Las rutas hacia Europa ya son extremadamente peligrosas, con miles de muertes registradas cada año. Ahora, las nuevas normativas podrían dificultar aún más el acceso a la ayuda humanitaria y aumentar el riesgo de que estas personas queden a merced de las mafias o de la inacción de las autoridades.
Además, al criminalizarse la asistencia humanitaria, se envía un mensaje desalentador a quienes desean prestar apoyo a las personas en tránsito, lo que podría dejar a los migrantes aún más aislados y vulnerables. Estas políticas endurecidas no abordan las causas fundamentales de la migración, como la pobreza, los conflictos y el cambio climático, sino que castigan a quienes ya están en situaciones desesperadas.
Jornadas de Puertas Abiertas
El Aita Mari permanecerá en Valencia hasta febrero y durante su estancia realizaremos jornadas de puertas abiertas para concienciar sobre la realidad del rescate humanitario en el Mediterráneo. Estas actividades buscan informar a la sociedad sobre la situación de las personas migrantes y el impacto que tienen las medidas restrictivas de la UE en sus vidas.
Con estas jornadas, también pretendemos contrarrestar la creciente desinformación y criminalización que rodea nuestra labor. “Nuestro objetivo es mostrar cómo ayudamos a quienes más lo necesitan, a pesar de los obstáculos y la hostilidad que enfrentamos”, concluye Iñigo.
La situación actual plantea preguntas urgentes sobre los valores que guían la política migratoria de la UE. Las reformas en negociación podrían tener consecuencias devastadoras para miles de personas que huyen de la violencia, la pobreza y la persecución. Frente a este panorama, es fundamental que la sociedad civil y las instituciones trabajemos juntas para defender el derecho a la vida y la dignidad humana.